Si te encanta cocinar patatas para acompañar tus platos, descubre algunos trucos sencillos para cocer bien las patatas con o sin piel y que queden perfectas
La patata es, sin duda, uno de los ingredientes imprescindibles para acompañar una gran cantidad de platos. Si necesitas cocer patatas para preparar una deliciosa guarnición, es momento de que aprendas a hacer patatas cocidas con o sin piel y conseguir que queden perfectas.
Existe una multitud de recetas elaboradas con patatas y, en muchas de ellas, es preciso cocer bien las patatas y hervirlas dentro del tiempo de cocción adecuado para que los platos queden de 10. También es importante escoger bien la variedad del tubérculo, ya que no todos los tipos de patatas son buenos para cocer, y por tanto, cada variedad presenta unas características específicas (sabor, color, textura, etc.). Lo mejor es que elijas patatas amarillas y ovaladas, a poder ser de la variedad A y B, de carne fina y poco harinosas (Monalisa, Baraka, Kennebex, Spunta, entre otras).
Trucos para bien las patatas con o sin piel
¿Quieres cocinar patatas con o sin piel? Aprende a cocer las patatas paso a paso con los trucos y consejos que te presentamos a continuación:
- Cuece varias patatas a la vez: para asegurarte de que unas patatas te quedan duras y otra se cuezan demasiado, lo ideal es que puedas cocer varias a la vez. Así, conseguirás que todas alcancen el punto ideal al mismo tiempo y se mantendrán mejor los sabores.
- Lávalas antes y no quites la piel: si cueces las patatas con piel, evitarás que se rompan y podrás cocinarlas mientras se mantienen tersas y compactas.
- Añade la sal al mismo tiempo que incorporas las patatas en la cazuela: por si no lo sabías, el agua salada tarda más calentarse. Por eso, te aconsejamos que incorpores una pizca de sal al agua hirviendo en el mismo momento que añades las patatas. Para que no se rompa la piel, baja un poco el fuego.
- Deja hervir durante 15-30 minutos y enfríalas rápidamente: cuece las patatas a fuego lento, a poder ser no más de 20 minutos, y pínchalas con ayuda de un tenedor o un palillo para comprobar el punto de cocción. Enfríalas en el mismo agua en la que las has cocido antes de pelarlas y de cortarlas una vez estén cocinadas.
