¿Sabías que el metal es uno de los materiales que más dura? Descubre cuánto tiempo tarda el metal en degradarse y desaparecer mediante la oxidación natural.
El metal es uno de los materiales más utilizados desde hace años, dada su dureza y su durabilidad. Existen muchas variedades del metal, las cuales se destinan a diversas funciones en base a las necesidades. Pero pese a que el metal parezca eterno, también se degrada. La única diferencia respecto a otros materiales es que el tiempo de degradación natural es más amplio.
Normalmente, el tiempo que tarda en desintegrarse el metal va asociado tanto al grosor o la cantidad de material que haya como a las condiciones en las que se encuentre dicho metal.
¿Cuánto tiempo le cuesta al metal desintegrarse?
En el caso de aquellos metales finos o con poca cantidad de este material, pueden tardar unos 30 años. Se trataría de las latas, botes, aerosoles, botellas…
Otro caso sería el del metal grueso, empleado normalmente en la construcción, como por ejemplo el hierro. Este tipo de metal tarda mucho más en desintegrarse. En concreto, el metal de la construcción es capaz de durar entre 200 y 500 años. Hablamos de las vigas de hierro o las varillas para el hormigón que se emplean como material de construcción en muchos casos. Por ello, es importante pensar en el reciclaje de este tipo de productos cuando ya no sean útiles para su principal uso.
El tiempo que tarda en degradarse el metal depende del proceso encargado de llevarlo a cabo: la oxidación natural. Mediante este proceso, el metal va desintegrándose de forma progresiva según sea su tamaño y su estructura.
Hay que tener en cuenta que muchos de estos metales empleados en nuestro día a día han sido creados por el hombre, pero también es verdad que los metales se encuentran de forma natural en el planeta, por lo que la degradación del metal no supone un riesgo tan importante como el de otros materiales, como la desintegración del plástico. Aún así, la sobreexplotación del metal si puede ser un peligro para el planeta, quien puede ver uno de sus recursos naturales en riesgo de desaparecer.
El metal es, sin duda, uno de los materiales que más tardan en degradarse, al igual que sucede con la desintegración del vidrio, pero de los que menos impacto medioambiental generan por su baja toxicidad.
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